Narran los conocedores que los indios de muy escasa estatura que habitaban lo que hoy se conoce con el nombre de San Lázaro y Santiago, representaban entre sus ritos una danza con la cual se trataba de alejar de sus tierras y a la gente de la tribu, el terror y la desolación dejados por los estragos producidos por los fenómenos naturales. Estos indios danzaban todo el día destinado para tal fin, y pasaban la noche entregados a una frenética danza acompañados de tambores, maracas, pitos y guaruras, la cual hacía mas ardiente, bebiendo zumo de frutas fermentadas que ellos mismos elaboraban; al amanecer del día siguiente se unían a la danza, una gigantesca figura que presentaba una cara de tétrica expresión, esta significaba para ellos las tragedias y los males sufridos por la culpa de espíritus malignos, y a la vez creían que con su presencia contribuían ahuyentarlos
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La cara de esta gigantesca figura era confeccionada con una “totuma” seca a la cual se le hacían huecos en tal forma que simulaban los ojos, la nariz y la boca que le deba una cadavérica expresión. Para completar la obra macabra, sus cabellos eran confeccionados con bejucos y raíces al igual que el cuerpo de la figura, que el piachi dentro de esta le daba continuidad y expresión.
La pintura que utilizaban era extraída de frutas, raíces y cortezas de árboles. Los instrumentos empleados para acompañar la danza, eran rústicos pitos y cortezas de árboles. Los instrumentos empleados para acompañar la danza, eran rústicos pitos, tambores y guaruras fabricados por ellos mismos, creían que con este rito desaparecerian todos los males y devolverían la paz a la tribu.
El baile de los Enanos y la Muñeca de la Calenda , se remonta a la época de la colonia y su origen se desprende de este ritual que los frailes cristianos consideraban cabalístico y pagano, a lo contrario de hoy que se considera parte del folklore tradicional.
Con la conquista y la colonización de nuestros aborígenes se produce un cambio evolutivo de nuestra creencia y cultura indígena y como resultado, la mezcla de reza y religión.
En el recuerdo de esos poblados están presentes las creencias y vivencias de nuestra raza, que de alguna forma tal vez oral, se mantuvo latente para dar origen a la “ Danza de los Enanos y la Muñeca de la Calenda “.
El mestizaje hace que nuestros antepasados tenga un mayor tamaño y para representar a nuestros indios de pequeña estatura, se pintaban en el abdomen una cara y se tapaban la cabeza y los brazos con un manto o manare que hacia de una cabeza muy grande, al lado de las piernas colgaban los brazos y manos dando la apariencia de un enano, a estos le acompañaban una muñeca gigante que emulaba la figura del antiguo ritual ancestral.
Este relato de la pieza folklórica de la “Danza original y el baile de los Enanos y la Muñeca de la Calenda ” es tal vez lo más cercano a su origen y procedencia de esta manifestación popular. Solo el recuerdo aún claro, de los mas antiguos moradores de este valle, han sacado de el archivo de sus memorias, el retazo de esta manifestación hermosa por demás
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